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Protección solar en la infancia

Protección solar en la infancia

Con la llegada del buen tiempo y el calor abrasador, toda malamadre que se precie se hace las mismas preguntas ¿Cómo era aquello de la crema de protección solar? ¿Cuáles son las peores horas del día para bajar a la piscina? ¿Y la ropa esa con UPF realmente funciona? ¿Puedo usar el bote de crema del año pasado?

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Al fin y al cabo, de un año para otro y con el trajín que implica el año escolar de los niños se nos olvidan los consejos más importantes que debemos poner en práctica durante el verano para proteger a los niños de los efectos dañinos que provoca el exceso de sol. Porque una cosa está clara, la exposición solar sin protección adecuada es el factor de riesgo más importante para desarrollar cáncer de piel, además de que provoca su envejecimiento prematuro, además e poder provocar quemaduras. Y por si no lo sabíais, el 80% de la radiación solar que recibe una persona a lo largo de su vida corresponde al periodo de la infancia, etapa en la que la piel es mucho más sensible al sol. Por todo ello, es de suma importancia que protejáis de forma adecuada a vuestros hijos de la exposición al sol.

Ocho consejos sobre la protección solar en la infancia

A continuación os dejamos nuestros ocho consejos más importantes sobre la protección solar en la infancia, para que este verano, y los que vengan, disfrutéis del sol, pero protegiendo como se merece la piel de vuestras criaturas.

1. Hasta los seis meses a los niños no les debe dar el sol

Esto se deba a dos motivos. En primer lugar, la piel de los menores de 6 meses es muy sensible al sol, por lo que en ellos los efectos de la radiación solar son mucho más importantes que en los niños de mayor edad. Y en segundo lugar, porque la mayoría de las cremas de protección solar no están aprobadas para su uso por debajo de esa edad, por lo que no es del todo seguro aplicárselas.

De todas formas, no hay que exagerar, ya que no pasa nada porque al niño le dé el sol durante unos segundos mientras paseáis por la calle y al girar en una esquina la capota no le dé sombra o porque al bajar del coche reciba un poquito de sol mientras lo colocáis en su sillita.

Por otro lado, aunque no les deba dar el sol, esto no quiere decir que no puedan ir a la piscina o a la playa. Lo que es seguro es que habrá que un buen sitio de sombra para protegerles o usar una sombrilla, además de  ponerles ropa fresca, mejor de manga larga, y un buen gorrito.

2. Evitar las horas centrales del día

La radiación solar que recibe la tierra varía a lo largo de las horas del día. Cuanto más alto esté el sol, más radiación. Por ello, se debe evitar la exposición prolongada al sol entre las 12.00h y las 17.00h.

De todas formas, la mayoría de las aplicaciones para móviles en las que podéis consultar el tiempo informan del índice ultravioleta, una medida de la cantidad de radicación solar que está recibiendo la tierra en ese momento. Si el índice ultravioleta es 3 o superior, se aconseja la aplicación de crema solar si vamos a estar expuesto al sol más de 10-20 minutos.

Si no tenéis un reloj a mano u os habéis olvidado el móvil en casa, de forma práctica podéis saber si hace falta ser tan exquisitos con el sol si vuestra sombra que proyecta vuestro cuerpo es más pequeña que vuestra altura, ya que esto nos informa de que el sol está en todo su esplendor y es más probable que su radiación nos haga daño.

3. Filtros minerales para los más pequeños, filtros químicos para los mayores

De lo que no hay duda es que si vamos a estar al sol más de 10-20 minutos debemos proteger a nuestros hijos con filtros solares.

Por fortuna, la industria farmacéutica ha evolucionado mucho en los últimos años hasta el punto de que podemos afirmar que todas las cremas solares son respetuosas con la piel, tanto de los niños como de los adultos.

A pesar de ello, la piel de los niños es más sensible a cualquier producto cosmético, por lo que se recomienda que por debajo de los dos años de vida usen filtros solares minerales, mientras que por encima de esa edad podrían usar filtro químicos con mayor seguridad. De todas formas, la gran mayoría de los niños pequeños toleran de forma adecuada los filtros químicos, por lo que no pasa nada si un día se os olvida en casa la crema especial para vuestro bebé y usáis el filtro químico que vuestra amiga os ofrece al bajar a la piscina.

Además, la mayoría de las marca de cremas de protección solar formulan sus productos usando los dos tipos filtros. Si no os aclaráis, preguntad a vuestro farmacéutico de confianza.

Protección solar en la infancia

4. El factor de protección solar debe ser 50 SPF

En esto sí que no hay duda, todas las asociaciones de pediatría recomiendan que los filtros solares tengan como factor de protección 50 SPF. Por si no lo sabéis, este factor de protección hace referencia a la protección solar contra los rayos ultravioleta B (UVB). Además, es adecuado buscar protectores de amplio espectro que también nos protejan contra otro tipo de radiación, como los ultravioleta A.

Si os fijáis en los botes de los protectores solares, la mayoría protegen contra ambos tipos de radiación, lo que se conoce como filtros solares de amplio espectro. Suele venir indicado en el bote como UVB + UVA (esta última enmarcada en un círculo).

5. Aplicar la crema en abundancia al menos cada 2 horas

Aunque todas tenemos claro que hay que poner crema a nuestros hijos, de lo que solemos pecar es de ponerles poca cantidad. Para que los filtros solares protejan como deben se debe emplear crema en la cantidad de una cucharada de postre para la cara, otra para cada brazo y otra más para cada una de las piernas, mientras que para el torso y la espalda emplearemos dos cucharadas por cada lado. Además, si la exposición solar se prolonga, debemos volver a untar a nuestros hijos en crema cada dos horas y siempre después del baño.

En nuestra opinión es preferible el empleo de cremas o lociones, ya que los geles o los sprays suelen contener irritantes para la piel, además de que con los sprays se desperdicia mucho producto.

6. No utilices la crema del año pasado

Como todos los productos cosméticos, los filtros solares pierden propiedades con el paso del tiempo. Esto está muy bien indicado en las cremas con un icono representado con un bote de crema a medio abrir con un número que se conoce como PAO (Period After Opening). Ese número nos indica el tiempo en meses en los que están garantizadas las propiedades de la crema una vez que abrimos el envase, y para los filtros de protección solar suelen ser 12 meses.

De todas formas, con la cantidad de crema que hay que echar a un niño a lo largo del verano, lo más habitual es que necesitéis más de un bote por temporada. En el caso de que al llegar el otoño os sobre crema, utilizadla durante los siguientes meses mientras no hayáis superado el PAO cuando salgáis al campo, vayáis a la montaña o si pasáis mucho tiempo en el parque.

7. La ropa nos ayuda a protegernos del sol

El moreno obrero es la prueba definitiva de que la ropa ayuda a que a la piel le lleguen menos rayos del sol, al igual que observar a los beduinos que, a pesar de que en el desierto hace un sol de justicia, van vestidos con ropa de manga larga. Toda la ropa disminuye la exposición al sol, aunque no todos los tejidos lo hacen de la misma manera.

Actualmente existe una certificación que nos indica qué grado de protección nos ofrece una prenda de ropa. La podemos encontrar en algunas prendas, sobre todo en las deportivas, bajo la denominación UPF, la cual nos indica el porcentaje de rayos de sol que atraviesan el tejido. Cuanto más alto sea el número, más protección nos proporciona. Si decidís adquirir una prenda de este tipo para vuestros hijos, una con 50 UPF sería suficiente. Este tipo de prendas son muy útiles cuando vais a la playa o la piscina, ya que es el momento del día en el que suelen recibir más sol. Además, como son tejidos sintéticos son de secado rápido.

Por otro lado, para ayudar a proteger la cara y el cuello, además de la crema solar, un gorro de ala ancha es muy útil (mejor que una gorra que da menos sombra).

8. Los ojos también hay que protegerlos

Que debemos proteger la piel de nuestros hijos es algo que está fuera de toda duda, pero ¿y los ojos? Al fin y al cabo también están expuestos a la radiación solar, y esta puede provocar en ellos fotoqueratitis y cataratas en el caso de que la exposición solar sea muy alta y prolongada en el tiempo. Si cuando mandamos a nuestros hijos de Semana Blanca, una de las cosas que hay que meterles en la maleta son unas gafas de sol, ¿por qué no lo se las ponemos también cuando vamos a la playa o a dar una caminata por el monte?

Las recomendaciones actuales de las sociedades de oftalmología van encaminadas a que los niños también usen gafas de sol, al igual que les ponemos crema en la piel. Para elegir unas gafas de sol para niños hay que fijarse en la categoría del filtro que contienen los cristales; en principio, con un filtro de categoría tipo 3 es suficiente, mientras que los de tipo 4 (que bloquean más radiación solar) las reservaríamos para actividades en las que están muy expuesto a radiación solar, como en la nieve. Por fortuna, podéis encontrar gafas de sol para niños a buen precio sin tener que hacer un desembolso económico muy grande.

De lo que no hay duda es que por debajo de los dos años de edad va a ser muy difícil que los niños las lleven con gusto y se las quiten frecuentemente porque les molestan. Pero no os preocupéis, poco a poco se habituarán a ellas y las acabarán aceptando sin problemas.

Esperamos que estos consejos os sirvan y disfrutéis del verano como os merecéis. Ya llegara septiembre, con sus mocos, toses y fiebres y tendremos que cambiar nuestras preocupaciones a otros temas que también son tan frecuentes en la infancia.

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